Trastorno neurocognitivo posoperatorio: una
revisión de los aspectos básicos
[Postoperative neurocognitive disorder: review
of basic aspects]
Yelson A. Picón
Jaimes,‡* Rubén Lara-Ortega,‡‡
Huber Padilla-Zambrano,‡‡
Yancarlos Ramos-Villegas,‡‡ Loraine Quintana-Pájaro,‡‡
Andrea Andrade-López,‡‡
Iván Lozada-Martínez,# Javier E.
Orozco-Chinome,## Luis R.
Moscote-Salazar#
‡ Centro Médico Medicien, Santiago, Chile
‡‡ Universidad de Cartagena, Cartagena, Colombia
# Consejo Latinoamericano de Neurointensivismo
(Clani), Bogotá, Colombia
## RedSalud Arauco, Las Condes, Santiago, Chile
* Correspondencia: ypicon@unab.edu.co
Los
autores no declaran conflictos de intereses.
Resumen
El trastorno neurocognitivo posoperatorio es
un cuadro conocido desde hace varias décadas, que se caracteriza por alteración
de la atención, el lenguaje, la función perceptiva, la función motora, la
memoria y el aprendizaje, y está relacionado con el acto quirúrgico y el uso de
anestesia. No existe una definición estandarizada del trastorno, así como
tampoco hay una delimitación de los criterios para el diagnóstico. Esta
disfunción suele ser transitoria y puede llegar a persistir por varios años; en
términos generales, afecta principalmente a adultos mayores que son sometidos a
cirugías prolongadas. Los artículos actuales mencionan que se debe diagnosticar
usando pruebas estandarizadas para evaluar el deterioro cognitivo antes del
procedimiento quirúrgico y después, y al menos, un seguimiento dentro del
primer año posterior a la cirugía. En cuanto al tratamiento, se han sugerido
fármacos que actúan sobre las vías propuestas como mecanismos fisiopatológicos,
entre ellas, se destacan los analgésicos y los antioxidantes.
Palabras clave: Disfunción cognitiva; cuidados posoperatorios;
período posoperatorio; cirugía.
Abstract
Postoperative neurocognitive disorder is a
condition known for several decades characterized by alteration of attention,
language, perceptual function, motor function, memory, and learning related to
the surgery and the use of anesthesia. There is no standardized definition of
the disorder and no delimitation of the criteria for diagnosis. This
dysfunction is usually transitory and can persist for several years; generally,
it mainly affects older adults who undergo prolonged surgeries. Current
articles mention that it should be diagnosed using standardized tests to assess
cognitive impairment before and after the surgical procedure, with at least one
follow-up within the first year after surgery. As regards treatment, drugs that
act on the pathways proposed as pathophysiological mechanisms have been
suggested, among which analgesics and antioxidants stand out.
Key words: Cognitive dysfunction; postoperative care;
postoperative period; surgery.
Introducción
El trastorno neurocognitivo
posoperatorio (TNCPO), también llamado deterioro cognitivo posoperatorio, se
caracteriza por la disminución de la capacidad cognitiva del paciente, que
sobreviene luego de una intervención quirúrgica o del uso de anestesia general,
y que afecta los procesos mentales superiores, como la memoria, el
procesamiento de información, la atención, la elasticidad cognitiva, entre
otros.1 Este
cuadro suele ser transitorio, y puede comenzar entre siete días y un año
después de la cirugía, y en ocasiones, puede persistir meses o años y causar
una gran morbimortalidad. El TNCPO se diagnostica mediante pruebas
neurocognitivas, como el Mini-Mental State Examination (MMSE) o la Montreal
Cognitive Assessment (MOCA), que se realizan antes del procedimiento y
después de él, con la intención de pesquisar esta complicación que es
particularmente más común en personas de edad avanzada.2 Pese a los múltiples cambios y mejoras en el
cuidado posoperatorio de los pacientes y a la instauración de protocolos para
los cuidados de cirugías mayores, el TNCPO es un cuadro que se manifiesta con
frecuencia y persiste como una complicación posquirúrgica con una alta tasa de
morbimortalidad en grupos de alto riesgo, como la población geriátrica, que
además suele sufrir otras enfermedades crónicas de base que, muchas veces, no
están bien controladas.1,3 van Sinderen et al mencionan que no hay
una definición estandarizada del TNCPO, lo que dificulta mucho su detección en
el ámbito clínico y que tampoco está incluida en la Clasificación Internacional
de Enfermedades (CIE) o en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM).1
Dada la importancia de esta entidad en el campo de la neurología, la cirugía, la anestesiología, los cuidados posquirúrgicos e intensivos y en los manejos de enfermería, surge la necesidad de elaborar esta revisión bibliográfica para recopilar y sintetizar los conocimientos actuales sobre este cuadro y servir como referencia de consulta a los profesionales sanitarios.
En consecuencia, se llevó a cabo una revisión bibliográfica mediante una búsqueda en diferentes bases de datos, como PubMed-MEDLINE, Web of Science, SciELO y ProQuest, a través de la opción de búsqueda avanzada utilizando los descriptores “Postoperative” y “Cognitive dysfunction” unidos por el operador booleano AND. De forma adicional, se filtró por título y el período de búsqueda se estableció entre 2016 y 2021. Se consideraron los textos escritos en español, inglés o portugués que abordaron la temática y que fueran casos clínicos, artículos originales, revisiones de la bibliografía y revisiones sistemáticas. Se obtuvieron 661 artículos: 318 en PubMed-MEDLINE, 281 en Web of Science, cinco en SciELO y 57 en ProQuest. Se descartaron los artículos repetidos, y quedaron 177 documentos que luego fueron filtrados por título y resumen para su lectura; de este modo, quedaron 70 que tras ser leídos completamente permitieron encontrar los 29 que dieron base a esta revisión.
Tanto la búsqueda como la revisión y la inclusión de los artículos estuvieron a cargo de todos los autores de forma independiente y las diferencias se resolvieron por consenso.
Desarrollo del tema
Epidemiología
Se ha comunicado una incidencia del
TNCPO en cirugías cardíacas del 30-80% en las primeras semanas y del 10-60% a
los 3-6 meses.4,5 En el
caso de las cirugías no cardíacas, la incidencia se estima entre el 7% y el
26%, es de aproximadamente el 25,8% a la semana y del 9,9% a los tres meses del
procedimiento. En una revisión sistemática de 2016 que incluyó 19
estudios en los que se utilizaron las mismas pruebas neuropsicológicas antes de
la cirugía no cardíaca y a los tres meses, se estableció una incidencia del
11,7% (IC95%, 10,9-12,5).4-6 Otros autores que han evaluado la aparición
de este cuadro en procedimientos específicos, como la cirugía programada de
cadera, comunicaron una incidencia del 22%.5
El estudio de Abildstrom et al es el
único que analizó la incidencia del TNCPO a largo plazo. Evaluaron a adultos
>60 años que se sometieron a una cirugía mayor abdominal, torácica no
cardíaca u ortopédica con anestesia general y con una estancia hospitalaria
mínima prevista de cuatro días. Estos autores informaron una incidencia de TNCPO del 10,4%
(IC95% 7,2%-13,7%) a los 12 meses de la intervención quirúrgica y que fue muy
similar a la tasa de los controles normales (no quirúrgicos) que sufrieron
alteración (10,6%; IC95% 11,8%-19,4%, lo cual sugiere una dificultad para
distinguir esta alteración en un seguimiento superior al año, con respecto de
personas no operadas y con deterioro en las pruebas neuropsicológicas.7,8
Fisiopatología y factores de riesgo
Factores de riesgo relacionados con el paciente
Los pacientes de edad avanzada,
especialmente aquellos >60 años, tienen un riesgo mayor de sufrir TNCPO
debido a los cambios neurodegenerativos del envejecimiento;9 asimismo, las personas con un bajo nivel de
educación o “reserva cognitiva baja” están más expuestas, ya que no desarrollan
la amplia red neuronal y de conexiones axonales que tienen las personas con
educación universitaria y que se considera como un factor protector ante el
deterioro cognitivo de cualquier índole.9 En una revisión sistemática de 2017, se señala
que los posibles mecanismos fisiopatológicos por los cuales ocurre el TNCPO
incluyen la inflamación inducida por la cirugía y la neurodegeneración inducida
por la anestesia y, por tanto, los pacientes con una reserva cognitiva más alta
pueden tener una ventaja funcional al enfrentar, de mejor forma, los daños
mediante el reclutamiento de nuevas redes cerebrales.10
Factores relacionados con la cirugía y la anestesia
Se ha observado que, a medida que
aumenta la duración y la complejidad de una cirugía, mayor es el riesgo de
aparición y duración del TNCPO. Se cree que esto se debe inicialmente a la
liberación de mediadores inflamatorios a nivel periférico, los cuales tienen la
capacidad de ingresar en el sistema nervioso central y generar neurotoxicidad.10,11
El mecanismo de lesión se resume básicamente en que
sustancias periféricas, como el trifosfato de adenosina, las alarminas y las
citocinas, que surgen en un sitio de lesión o aumentan en respuesta a la
inflamación sistémica, ingresan en el cerebro a través de la barrera
hematoencefálica previamente alterada por el estado de inflamación y, de esta
manera, conducen a la activación de la microglia (macrófagos del sistema
nervioso central) que salen de su estado de reposo para tomar un rol activo.
Esta situación conduce a la liberación de factores proinflamatorios en forma de
mensajeros secundarios que inducen el acúmulo de más sustancias inflamatorias
en el sistema nervioso central, las cuales se concentran en áreas específicas y
provocan lesión, dando origen a trastornos cognitivos. Asimismo, se sabe que la
microglia activada es neuroprotectora, pero también puede tener un
comportamiento neurotóxico, de forma similar a lo que sucede en varias
enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, la enfermedad de Huntington
y el mal de Parkinson, que se caracterizan por estados de hiperactivación de la
microglia.11,12
De manera más detallada, se sabe que, en
respuesta al trauma quirúrgico, las células lesionadas liberan biomoléculas
conocidas como “patrones moleculares asociados al daño o al peligro”,
especialmente la proteína de alta movilidad del grupo 1, que se unen a los
receptores tipo Toll y al receptor de productos finales de la glucosilación
avanzada en la membrana de los monocitos circulantes derivados de la médula
ósea, que se traduce en un aumento de la expresión de la isoenzima
ciclooxigenasa 2 (COX-2) y expresión de interleucinas 1b y 6, y factor de necrosis tumoral α (FNT-α) que,
a su vez, causan una retroalimentación positiva sobre
los monocitos antes mencionados y promueven una mayor liberación de la proteína
de alta movilidad del grupo 1, desencadenando una cascada inflamatoria
importante.13
Naturalmente la barrera hematoencefálica es una estructura de células endoteliales con uniones estrechas conectadas por proteínas transmembrana, diseñada para permitir solo la difusión pasiva de agua, gases y partículas de bajo peso molecular. Cuando la barrera hematoencefálica se ve expuesta a la sobreexpresión de la COX-2 e interleucinas promueve en sus mismas células endoteliales la síntesis de prostaglandinas que aumentan la permeabilidad y que, según evidencias en modelos animales, permite el ingreso de moléculas proinflamatorias periféricas en el parénquima cerebral, activando, a su vez, a la microglia.11,13
Existen dos fenotipos de microglia activada: la microglia M1 activada clásicamente y la microglia M2 activada de forma alternativa. El fenotipo M1 promueve la inflamación por secreción de interleucinas 1a y 1b, y el FNT; el fenotipo M2, en cambio, tiene efectos neuroprotectores mediados por la liberación del factor de crecimiento endotelial vascular y proteínas de la matriz extracelular.12
La presencia
de interleucina 1b y FNT-a a nivel cerebral se relaciona con
muerte neuronal, reducción de la liberación de acetilcolina y atenuación de la
transmisión glutamatérgica, dando como resultado deficiencias en el aprendizaje
y la memoria.11,12 El FNT-a periférico por sí mismo puede activar
la microglia generando que esta secrete más FNT-a e interleucina 1b, pero a nivel
cerebral, específicamente en el hipocampo, amplificando la neuroinflamación.11,12 Otras células implicadas en el mecanismo de lesión del TNCPO son
los macrófagos periféricos (externos al sistema nervioso central) que pueden
localizarse fuera de la barrera hematoencefálica y se clasifican, según su
ubicación, en macrófagos meníngeos, macrófagos del plexo coroideo y macrófagos
perivasculares.12 Sin embargo, estas células no están dentro del
parénquima cerebral y su reemplazo se da por migración de monocitos desde la sangre
periférica. Ante la inflamación, son reclutados por quimiotaxis, ingresan en el
parénquima por la alteración de la barrera hematoencefálica y, al igual que la
microglia, tienen un fenotipo proinflamatorio M1 y un fenotipo antinflamatorio
M2.12 Pese
a la conocida diferenciación de los macrófagos y su participación en la
eliminación de residuos celulares y la posible ayuda en la remodelación de las
lesiones intraparenquimatosas, el papel de los dos fenotipos es controvertido y
diferentes estudios han señalado argumentos a favor y en contra del ingreso de
los macrófagos periféricos en el parénquima cerebral mediado por la inflamación
sistémica, pues no actúan
exactamente como la microglia especializada.11,12
Otro mecanismo de lesión descrito es el
estrés oxidativo que agota las reservas de antioxidantes en el cuerpo y que,
sumado al componente de la inflamación, puede inducir el TNCPO.13,14 En modelos animales, se ha observado que la
lesión quirúrgica puede elevar los niveles de nicotinamida adenina dinucleótido
fosfato, sustancia que lleva a la liberación de radicales superóxido capaces de
provocar una lesión directa sobre los tejidos neuronales, especialmente en las
zonas del hipocampo donde las células son muy activas metabólicamente y también
muy sensibles al estrés oxidativo.14
En cuanto a los efectos de los fármacos
anestésicos en el desarrollo del TNCPO, los estudios son escasos, especialmente
porque es un cuadro que se sobrepone a la lesión inducida por el acto
quirúrgico que, como se explicó, ya supone un fuerte mecanismo para la
producción del TNCPO. Sin embargo, algunos estudios en modelos animales han
señalado un posible efecto de los medicamentos anestésicos en la disminución de
la función cognitiva, entre estos fármacos, los más nombrados son el tiopental, la ketamina, los gases anestésicos y el propofol.14,15
En un estudio reciente que comparó la
anestesia general combinada con analgesia epidural frente a la anestesia
general sola en adultos >60 años sometidos a una cirugía no cardíaca, se demostró
que la aparición del TNCPO fue similar en ambos grupos. Sin embargo, en el
grupo que recibió anestesia combinada con analgesia epidural, las habilidades
del lenguaje y las funciones visuoespaciales resultaron mejor conservadas,
planteando como hipótesis que el control eficaz del dolor podría contribuir a
prevenir el deterioro cognitivo en algunos dominios o áreas de las funciones
cognitivas superiores.16
En una
revisión sistemática que comparó la aparición del TNCPO en pacientes que habían
recibido anestesia general o anestesia epidural, la incidencia fue
significativamente más alta dentro de los tres primeros días posteriores a la
cirugía, en los pacientes que habían recibido anestesia general, pero no hubo
diferencias después de los siete días, por lo que los autores sugieren un
tratamiento temprano en los primeros tres días posquirúrgicos, ya que podrían
ser de gran valor para reducir el TNCPO, especialmente cuando se les administra
anestesia general.17
Otros
episodios que pueden surgir en el acto quirúrgico se han relacionado también
con la aparición del TNCPO, como la hiperventilación y la hipocapnia durante la
inducción anestésica, la hipotensión durante la cirugía que puede llevar a la
hipoperfusión cerebral y la microlesión isquémica e incluso se ha considerado
la presencia de microembolismos cerebrales como causa del TNCPO, especialmente
en procedimientos quirúrgicos que involucran el sistema cardiopulmonar o
cardiovascular donde pequeños émbolos grasos o de aire pueden generar una
lesión en áreas del
parénquima cerebral, pero a un nivel tan limitado que no producen grandes
signos que puedan alertar de su presencia a los profesionales clínicos.18
Conocimiento y percepción del TNCPO por parte del personal médico
Según lo reportado por Sturm et al, el
conocimiento o reconocimiento del TNCPO difiere entre los profesionales
clínicos, y el deterioro cognitivo antes de la cirugía y después no es un
problema percibido, buscado activamente, ni monitorizado con frecuencia.
Tampoco se cuenta con conocimiento sobre las medidas, ni asesoramiento a largo
plazo en los pacientes con TNCPO.19 Los autores
enfatizan que la poca conciencia de los cirujanos sobre los efectos cognitivos
secundarios de la cirugía, especialmente en adultos mayores, contribuye a que
esta entidad sea poco diagnosticada, prevenida o tratada, especialmente cuando
se espera que el anestesiólogo sea quien se encargue del estado preoperatorio y
posoperatorio del paciente.19
Diagnóstico diferencial
El principal diagnóstico diferencial es el delirio posoperatorio que constituye un trastorno de la conciencia con cambios en la cognición, la atención y fluctuaciones en el estado psicoemocional a lo largo del día. Sin embargo, el TNCPO se manifiesta principalmente por alteración de la memoria, la atención, el aprendizaje, la ejecución, las funciones motoras, pero en general, sin alteración de la conciencia.1,18
Algunos autores señalan que el delirio
posoperatorio y el TNCPO pueden corresponder a una misma entidad; sin embargo,
otros mencionan que corresponden a entidades diferentes, ya que se evalúan de
diferente manera, por ejemplo, para el delirio, se utilizan instrumentos que
evalúan la atención, el nivel de conciencia y el pensamiento desorganizado,
como el CAM-ICU (Confusion Assessment Method for the Intensive Care Unit)
o el 3D-CAM (3-Minute Delirium Assessment based in CAM algorithm),
mientras que, para el TNCPO, se evalúa la disminución en el rendimiento
cognitivo a través de pruebas neuropsicológicas detalladas, como la MOCA o el
MMSE.20 Otra
diferencia es que el paciente con delirio tiene déficit de atención, en
tanto que el TNCPO afecta la memoria o la función ejecutiva, pero no la
atención. Además, el delirio posoperatorio suele aparecer en los primeros tres
días de la cirugía y el TNCPO se tipifica, por lo general, a los 1-3 meses de
la cirugía.20 Ahora bien, quienes teorizan que el
delirio posoperatorio y el TNCPO son la misma entidad se basan en que los dos
cuadros comparten varios factores de riesgo y también en que los estudios en
modelos animales se plantean procesos fisiopatológicos comunes, como la
neuroinflamación y finalmente que muchos pacientes con delirio desarrollan
déficits cognitivos posoperatorios y también los pacientes con TNCPO pueden
tener delirio posoperatorio.20
Criterios diagnósticos
Como ya se
mencionó, no existe unanimidad en la definición del TNCPO y, por tanto, hay
diferentes pruebas neurocognitivas que se utilizan para medir los distintos
dominios cognitivos, dentro de los cuales se encuentran la atención, el
lenguaje, la función perceptivo-motora, la memoria y el aprendizaje.1,21 En la revisión sistemática llevada
a cabo por van Sinderen et al, cinco de los estudios incluidos utilizaron como
método de diagnóstico el MMSE y cuatro, la MOCA, pero también otros estudios
implementaron otras pruebas, como la de intervalo de dígitos para la memoria a
corto plazo, además de pruebas para medir el procesamiento, la velocidad y la
flexibilidad de pensamiento, incluso algunas de esas pruebas se combinaron con
el MMSE o la MOCA.1
La definición
de un resultado positivo en las pruebas antes mencionadas también variaba según
los estudios analizados, por ejemplo, algunos autores consideraron como
deterioro cognitivo a una disminución de más de dos puntos en el MMSE o un
deterioro de más de una desviación estándar de la línea base de la prueba
utilizada para la medición preoperatoria.1
Borchers et al sostienen que, según las
recomendaciones actuales, la definición del TNCPO debe incluir, al menos, un seguimiento
posoperatorio entre 1 y 12 meses, ya que los estudios de seguimiento han
demostrado que la función cognitiva se ve más afectada entre los 3 y 6 meses
después de la operación.21 Desde la definición de consenso de
Murkin et al sobre la evaluación de los resultados neuroconductuales después de
la cirugía, también se considera que la batería básica para evaluar el
deterioro cognitivo posquirúrgico debe incluir, como mínimo, la prueba del
trazo, la prueba del tablero de clavijas ranurado y la prueba de aprendizaje
verbal auditivo de Ray, y pruebas estructurales adicionales, como la MOCA o el
MMSE.21,22
En cuanto a los puntos de corte para
establecer el diagnóstico, las recomendaciones de 2018 para la nomenclatura del
cambio cognitivo asociado a la anestesia y la cirugía sugieren que se debe
considerar como deterioro leve si hay una disminución de una a dos desviaciones
estándar en la prueba utilizada y considerar como un deterioro importante si la
disminución es superior a dos desviaciones estándar.23
El tratamiento consiste básicamente en
la exclusión de otra enfermedad que pueda justificar el cuadro, especialmente
en ancianos quienes pueden sufrir alteraciones neurocognitivas y conductuales
por otras causas, como infecciones, infartos e incluso trastornos
hidroelectrolíticos.18
Tratamiento
Además de descartar otra enfermedad, se
debe procurar el control de los síntomas del TNCPO, asegurándose, en primera
medida, de que la ventilación-oxigenación del paciente, así como que el soporte
hemodinámico, sea la adecuada.18 Otra medida por implementar es el
control del dolor, especialmente en el posoperatorio que se ha relacionado con
una mayor aparición del TNCPO.18
Respecto a los tratamientos
farmacológicos que se han propuesto o que se están investigando y, en líneas
generales, en cuanto al control del dolor y la inflamación, se han recomendado
los fármacos antinflamatorios, así como los antioxidantes para proteger a las
células neuronales del deterioro mediado por estas vías de daño, como ya se
explicó.13 En ese sentido, los inhibidores de la COX-2
podrían ser herramientas clave en el tratamiento de la neuroinflamación, como
quedó en evidencia en un estudio llevado a cabo en modelos animales en el que
el uso de parecoxib logró la reducción de interleucina 1b y FNT-a del hipocampo de
ratones sometidos a cirugía mediante la regulación a la baja de la COX-2.13,24 Estudios en humanos han observado este efecto
a favor de los inhibidores de la COX-2, por ejemplo, en un estudio doble ciego
que buscó medir el impacto del parecoxib para prevenir la disfunción cognitiva
posoperatoria, se demostró que su uso disminuía significativamente la
incidencia de TNCPO una semana después de la cirugía, así como el dolor (p
<0,05 para ambos resultados).25 Otro estudio que midió el efecto
protector del celecoxib sobre la disfunción cognitiva posoperatoria en adultos
mayores reveló que la incidencia del TNCPO a los 7 días de la cirugía disminuyó
cuando se usó este fármaco (p <0,05).26
Por otra parte, los corticoides, como la
dexametasona, inhiben la infiltración de leucocitos en los órganos lesionados y
también la transcripción de citocinas y moléculas de adhesión celular.13 En
un estudio en modelos animales, se halló que la administración de 0,1 mg/kg de
dexametasona antes de la anestesia logró reducir el deterioro cognitivo
inducido por los agentes anestésicos inhalatorios.27 Un estudio en
humanos también puso en evidencia este efecto beneficioso para reducir el TNCPO
con la administración de dexametasona 8 mg por vía intravascular, antes de la anestesia
general.28
En cuanto a los agentes antioxidantes,
se ha considerado el uso de estatinas que inhiben la enzima
3-hidroxi-3-metilglutaril-CoA reductasa y al hacerlo reducen la producción de
nicotinamida adenina dinucleótido fosfato, lo que lleva a la reducción de los
niveles de especies reactivas del oxígeno y otros radicales libres. Se ha
propuesto su administración a pacientes no solo con TNCPO, sino también con
otros trastornos, como la demencia.13,29 Otro medicamento utilizado es la
N-acetilcisteína, gracias a su efecto como antioxidante, al ser precursor de la
síntesis de glutatión, así como al disminuir la síntesis de citocinas
proinflamatorias, como la proteína de alta movilidad del grupo 1, lo cual se
traduce en una menor activación de la microglia.13
A pesar de estos fármacos sugeridos como tratamientos, faltan estudios que respalden su uso, especialmente estudios llevados a cabo en grandes poblaciones con variables controladas, para poder determinar así el efecto de estos medicamentos en el TNCPO.
Conclusiones
El TNCPO es un síndrome neurológico poco conocido, pero que requiere una identificación precoz, con tamizaje de la función cognitiva antes de una cirugía mayor y después, especialmente en adultos >60 años en quienes aumenta su incidencia, principalmente en aquellos con otras enfermedades de base, como las cardiovasculares. Pese a que se han establecido posibles etiologías, aún hacen falta estudios para la unificación de los conceptos y la validación de una prueba diagnóstica estandarizada que identifique globalmente las alteraciones cognitivas asociadas a las condiciones del paciente y que permita establecer un diagnóstico oportuno y, de esa manera, actuar con la intención de mitigar los resultados nocivos de esta afección. Por el momento, resulta importante conocer esta entidad, buscarla activamente y procurar aquellas medidas que llevan a su mitigación, como el adecuado manejo de la ventilación-oxigenación, el soporte hemodinámico y la analgesia en el posoperatorio inmediato del paciente con factores de riesgo.
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